Lorca: poeta en armonía

Imaginemos. Es lo que siempre están obligados a hacer los curiosos. El ciego sol se estrella en las paredes encaladas de la hacienda granadina de Fuente Vaqueros. A través de las amplias ventanas, la música se abre paso. El “tío Luis” da una lección de piano informal a un Lorca muy joven. Con los dedos sobre el instrumento de la abuela, todo parece augurar al pianista un prometedor futuro como intérprete: “ante todo soy músico”, es lo que dice él mismo para definirse. También compone y estrena sus partituras con gran aplauso, pero deja muchas de ellas incompletas. Es apreciado por su “musicalidad y duende”, un término este que cobrará mucha importancia para Federico García Lorca (como recuerda Marco Antonio de la Ossa Martínez). Aumenta su interés por la música tradicional y lleva a cabo investigaciones, recopila romances en calles y plazas.
Al igual que en otros muchos poetas de la generación del 27, poesía y música comparten el mismo cauce de expresión; los creadores entienden que nunca debieron separarse. Pero no se trata de un tránsito desde la música a la literatura, o viceversa, sino de un acto de comprensión más honda por parte del Lorca sensible, improvisador, dibujante, dramaturgo… poeta. En 1931, Lorca acompaña al piano a La Argentinita, bailaora y cantaora, como sabemos (de nuevo debemos este dato a Marco Antonio de la Ossa).
En este contexto no es nada extraño que el Romancero gitano (1928) de Federico García Lorca (1898-1936) fuera el libro más popular del granadino en su momento. Aún en 1965, el mismo Fernando Lázaro Carreter alababa la “expresión cultísima –metáforas audaces y difíciles- en moldes de claro corte popular” de este ciclo de romances. El tema común a todos los poemas, el hilo conductor, es el mundo de la “gran familia de los gitanos”, no siempre comprendida… un mundo de “gallardías” y “proezas”, pero a veces también de persecuciones y marginación. Tal fue el éxito de la obra, que Lorca llegó a escribir a un amigo que no pretendía ser conocido tan solo por ese poemario.