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Piedras Albas: cuando la devoción se viste de romería

Piedras Albas: cuando la devoción se viste de romería

Con los ecos aún recientes de las saetas de Semana Santa, la provincia de Huelva se viste de romería y tradición para dar la bienvenida a una de sus celebraciones más genuinas: la Romería de Nuestra Señora de Piedras Albas, conocida cariñosamente como Las Pascuas. Desde el 20 hasta el 23 de abril, los pueblos de El Almendro y Villanueva de los Castillejos se convierten en epicentro del sentir popular, inaugurando con fervor el calendario romero onubense.

En estos días, las calles respiran flamenco, devoción y folclore. Los tamborileros rompen el alba al son ancestral que anuncia la fiesta, y los cuerpos se estremecen con la danza de Los Cirochos, una de las joyas vivas del patrimonio etnográfico andaluz. La música no solo suena: se siente en los pies que bailan, en las voces que cantan, en los corazones que laten al ritmo de la devoción.

La Pascua de Resurrección, día grande de arranque, comienza con el tradicional recorrido del tamboril desde Villanueva hasta El Almendro, acompañado por la Junta de Gobierno, los mayordomos y una multitud de devotos que, con trajes de flamenca y flamenco, llenan de color y emoción las veredas. Manolas, jinetes y carretas, como salidos de un lienzo costumbrista, avanzan hacia el paraje de El Prado de Osma, donde se alza la Ermita de la Virgen, a cinco kilómetros de El Almendro. Allí aguarda la imagen de la Señora, obra del escultor Sebastián Santos, de la escuela montañesina, custodiada por siglos de leyenda y fe.

Cuenta la leyenda recogida ya en el siglo XVIII por fray Felipe de Santiago y el párroco Andrés Barba Rojo, que en 1470 un humilde pastor, Alonso Gómez, halló entre las piedras un resplandor divino: dos imágenes de María. Desde entonces, la devoción ha tejido con hilos invisibles la historia de este lugar con la memoria colectiva de sus gentes.

La romería se extiende hasta el Miércoles de los Burros, con su punto álgido el Martes de Pascuas, día grande para los piedralberos, que peregrinan al santuario y regresan cada noche a sus pueblos, como dicta la tradición. No es solo una cita religiosa: es un despliegue de cultura viva, donde la moda flamenca luce en su máxima expresión, donde los sabores del Andévalo se comparten bajo encinas y toldos, y donde el flamenco, ese otro rezo andaluz, asoma en forma de sevillanas, fandangos o quejíos al pie de la candela.

Con Las Pascuas, se abre un largo caminar por las sendas de la devoción andaluza, que continuará con otras citas emblemáticas como la Romería de la Virgen de la Peña en Puebla de Guzmán (27 de abril), la Virgen de la Bella en Lepe (9 de mayo), Montemayor en Moguer (11 de mayo), y por supuesto, la Blanca Paloma en El Rocío a partir del 8 de junio.

Porque en Andalucía, cada primavera es una promesa que se cumple a caballo entre la fe y la fiesta. Y en Huelva, esa promesa empieza con Piedras Albas.

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