Historia: auge, caída y renacimiento El siglo XVI llegó con Juan de Flores, un genio flamenco que reinventó la cerámica talaverana con motivos renacentistas. Su pupilo, Juan Fernández, consolidó el estilo que hoy conocemos: azules profundos, blancos brillantes y motivos que parecen bailar sobre los azulejos. La decadencia llegó con la Real Fábrica de Alcora, que impuso tendencias francesas y apagó un poco el brillo local. Pero gracias a Ruiz de Luna y su tropa, la cerámica resurgió, manteniendo el alma de Talavera intacta y catapultándola a un nuevo esplendor en el siglo XX. La tradición alfarera se remonta aún más atrás, al periodo musulmán y al arte mudéjar, pero lo esencial para entender Talavera hoy es cómo esta mezcla de culturas, técnicas y creatividad logró sobrevivir siglos de cambios, crisis y modas pasajeras. La Basílica de Nuestra Señora del Prado: la Capilla Sixtina de Talavera Si quieres ver la cerámica talaverana en todo su esplendor, no hay que mirar solo a los talleres: la Basílica de Nuestra Señora del Prado es un paseo por la historia. Los zócalos y frentes de altar, los paneles exteriores con figuras de la Virgen, los colores y los patrones tradicionales… todo habla de identidad, de tradición y de la pasión de artesanos como Juan Ruiz de Luna, que a principios del siglo XX dejó su huella imborrable aquí. Juan Ruiz de Luna: maestro y rescatador de tradiciones Nacido en 1863, Ruiz de Luna no solo pintaba cerámica: la salvó. Tras estudiar estilos antiguos y recorrer iglesias y museos, se dedicó a recuperar técnicas y motivos tradicionales. Su asociación con Enrique Guijo en...