Alcalá del Júcar, villa escarpada de historia viva y piedra blanca, ha acogido este sábado la inauguración de la exposición ‘Bestiarium’, un homenaje visual a las razas autóctonas del ganado español, obra del fotógrafo José Barea, que captura con temple artístico y compromiso rural la esencia silente de nuestros animales más olvidados y esenciales. La muestra, enmarcada en un ambiente de celebración ganadera y cultural, ofrece retratos que evocan los antiguos bestiarios medievales, donde cada animal no era solo una criatura, sino un símbolo. Aquí, sin embargo, la simbología se trenza con realidad y reivindicación: corderos, ovejas y otros ejemplares de ganadería extensiva posan como emblemas vivos de una España rural que se resiste al olvido. El alma rural en primer plano El acto, presentado por Pablo Sánchez, gerente de la Ruta del Vino de la Manchuela, y arropado por instituciones como la Diputación de Albacete e INTEROVIC, ha subrayado el profundo vínculo entre estas razas ganaderas y el devenir del campo español. Como señaló Llanos Sánchez, diputada de Atención Técnica a Municipios, “proteger estas razas no es solo cuidar un patrimonio genético, es también apostar por una forma de vida, por el paisaje, la tradición y la soberanía alimentaria”. No es casual la elección de Alcalá del Júcar como sede. En sus hoces, en sus sendas pastoriles, en sus casas colgadas y en sus pastos abiertos, resuenan siglos de sabiduría agrícola y trashumante. Allí, el cordero —protagonista en esta edición— no es un producto más, sino parte de la identidad de la tierra. Bestiarium: una mirada, una misión El proyecto ‘Bestiarium’ nace en 2009, fruto de años de...