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¿Sabías que las jotas no son todas iguales y que algunas llevan más vueltas que una peonza?

¿Sabías que las jotas no son todas iguales y que algunas llevan más vueltas que una peonza?

Si piensas que la jota es solo dar zapatazos y gritar “¡arriba la Virgen del Pilar!” mientras suena una bandurria, te estás perdiendo el 90% del asunto. La jota, como el buen vino, tiene sus matices. No hay una, hay muchas. Y algunas tienen tanta historia y evolución encima que parecen diseñadas por un comité de folclore y emoción a partes iguales. Vamos al grano.

Una jota es, en esencia, una pieza de baile. Se canta, se toca y se baila. Y si no hay orquesta, vale con una voz potente y una pandereta. Así se hacía en muchos pueblos: lo justo y necesario, pero con alma.

La letra suele venir en forma de copla de cuatro versos octosílabos. A veces lleva estribillo y a veces no. A veces va por libre, y otras se enreda con melodías que parecen hechas para perderse en ellas.

Ahora bien, aquí viene lo jugoso: hay ocho tipos de jotas, y no porque lo diga tu prima la que baila en el grupo del ayuntamiento, sino porque lo clasificó un señor que sabe un rato: Miguel Manzano.

Aquí te los dejo, rapidito pero con cariño, del más simple al más sofisticado. A ver si reconoces cuál has escuchado tú:

1. Copla sola

Lo más básico. Una voz, una copla y una pandereta dándolo todo. Se canta una estrofa, se acaba, y se repite con otro texto, pero con la misma música. Puro y sin aditivos.

2. Copla y muletilla

Aquí la cosa se adorna un poquito. No llega a tener un estribillo completo, pero sí una coletilla melódica que remata la copla. Como quien lanza una última pullita antes de irse.

3. Copla y estribillo corto

Ahora sí hay dos partes claras. Se marca el cambio de sección y el estribillo, aunque breve, le da su rollo. Un poco como esas canciones que te aprendes sin querer.

4. Copla y estribillo normal

Ojito: a veces el estribillo aparece antes que la copla. Plot twist musical. Se juega con el orden, con las rimas, y se mantiene la energía arriba.

5. Copla y estribillo imbricado

Aquí no hay pausas ni cortes teatrales. La copla se funde con el estribillo y todo fluye como si fueran uno. Sin descanso. Esto ya es para oídos entrenados.

6. Estribillo instrumental y copla vocal

Aquí empieza lo moderno: el estribillo ya no se canta, lo tocan los instrumentos. Y entonces llega la voz a dar el golpe justo donde tiene que darlo. Esta es la base de lo que se llama el “estilo mixto”. Muy de jota aragonesa de escenario.

7. Jotas de estilo

Esto ya no se baila. Aquí se canta lento, se alarga el drama, y el/la cantante lo da todo buscando el aplauso. Más agudos, más melismas, más espectáculo. Solo una copla, pero ¡vaya copla!

8. La completa: preludios, interludios, coplas y estribillos vocales

Aquí está todo: instrumentos, voces, entradas, salidas… Una especie de ópera en miniatura. Un festival de sonidos y emociones. Más elaborado, imposible.

Y la jota moderna, ¿qué?

Pues la moderna ya va con chaqueta. Es tonal (casi siempre en modo mayor), tiene estructura clara y se apoya en alternancia de cadencias: en los versos impares manda la tónica, en los pares la dominante. O sea, bien ordenadita, pero sin perder ni una pizca de carácter.

Además, puede llevar estribillo… o no. Y el acompañamiento va desde instrumentos melódicos hasta armónicos, según el gusto y el contexto. Y para darle más gracia al asunto, a veces el segundo verso de la copla va antes que el primero. Porque sí. Porque la jota también sabe jugar con las expectativas.

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