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¿Por qué la morcilla de Burgos es un embutido legendario de Castilla y León?

¿Por qué la morcilla de Burgos es un embutido legendario de Castilla y León?

Arrieros y arroz: una pareja hecha en el siglo XVIII.
Antes, la morcilla se hacía solo con sangre, grasa, cebolla y especias. Fue en el siglo XVIII cuando los arrieros trajeron arroz desde Valencia y dijeron: “¿Y si metemos arroz en la morcilla?”. Bingo: textura cremosa, sabor redondo y un rasgo único que distingue a la de Burgos del resto.

La cebolla ‘horcal’: no es cualquier cebolla.
Esta cebolla autóctona, típica de Burgos y Palencia, aporta dulzor, fibra y un toque azufrado suave, que da ese picorcillo final tan característico. Forma una parte clave de la receta, marcando su aroma y sabor de forma decisiva.

Receta tradicional + diversidad local = autenticidad garantizada.
La morcilla de Burgos no nació en un laboratorio, sino en las casas, al calor de la matanza del cerdo. De ahí saltó a los obradores (esos talleres donde se trabaja el embutido con mimo), y aún hoy se sigue haciendo casi igual que antaño. Las proporciones siguen siendo sagradas: cebolla 30–45 %, arroz 10–40 %, sangre por encima del 9 % y grasa entre el 10 y el 25 %. Y ojo, que cada zona mete su toque: canela en Aranda, pimentón en Sotopalacios, comino en otros. Esto no es un embutido, es una carta de sabores regionales.

IGP desde 2018: no vale cualquiera.
En 2018, la Unión Europea concedió a esta joya culinaria la Indicación Geográfica Protegida (IGP). Eso significa que, si ves su sello, te aseguras de que ha sido elaborada en la provincia de Burgos, siguiendo un pliego de condiciones estricto, con sus ingredientes tradicionales y ese sabor que levanta el ánimo a la primera mordida.

Sabor con fundamento (y buena fama internacional).
No solo está buena: la morcilla de Burgos es rica en hierro, vitaminas del grupo B y proteínas de calidad. Vamos, que encima te alimenta de verdad. Según sus productores, es prácticamente un superalimento… aunque no le hace falta el marketing moderno: su sabor ya lo dice todo.

Autor de la foto: Javier Lastras / link

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