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La aportación de Federico García Lorca al flamenco actual

La aportación de Federico García Lorca al flamenco actual

Autor: Barquisimeto / https://www.flickr.com/people/bqto/

¿Qué pensaría realmente Federico García Lorca si un día entrase a un bar y viese a Camarón de la Isla cantando una canción cuya letra está sacada de un poema que él mismo había escrito 50 años antes?

Antes de todo, debo admitir que esta imagen ficticia no es cosecha propia; está sacada de un capítulo de la conocida serie de Televisión Española El ministerio del tiempo. En ella, un Lorca en 1979 (el pasado para nosotros, el futuro para él), entra en un local de Granada y encuentra a Camarón de la Isla tocando La leyenda del tiempo, la conocida canción de flamenco que escribió en homenaje al poeta, lo que emociona profundamente no solo a Lorca, sino también a los espectadores.

La letra de la canción es un extracto de un monólogo del acto III de la obra del granadino Así que pasen cinco años, publicada en 1931 y enmarcada en el conocido «teatro imposible» lorquiano, fuertemente influenciado por el lenguaje surrealista. En ella, reflexiona sobre el paso inexorable del tiempo con una visión fatalista, sobre la imposibilidad de cambiar el destino y de cumplir los sueños.

Sin embargo, este no es el primer contacto del autor granadino con el flamenco. Pese a que pasó gran parte de su corta vida fuera de Granada, siempre estuvo muy conectado a sus raíces y al folclore andaluz, y fue considerado un costumbrista y un defensor del pueblo gitano.

Los autores de la generación del 98 tenían como objetivo regenerar España tras la crisis nacional provocada por la pérdida de las últimas colonias, lo que los llevó a rechazar tradiciones culturales que consideraban atrasadas o superficiales, entre las que encontramos el flamenco. Sin embargo, Federico García Lorca, junto a muchos de los autores de la generación del 27, reivindicaron su valor artístico y su profundidad cultural. Junto con Manuel de Falla, se movió por círculos relacionados con el flamenco durante su vida granadina entre 1920 y 1921 y defendió el patrimonio artístico con algunos proyectos que tuvieron gran repercusión como, por ejemplo, el Primer Concurso de Cante Jondo de 1922.

De hecho, durante esta misma época, escribió la obra Poema del cante jondo, la cual se publicó diez años después, y gracias a la cual el autor pudo hacer un homenaje al género jondo, considerado una de las formas más puras, profundas y emotivas del cante andaluz.

Esta profunda relación de Lorca con el flamenco tradicional ha dejado muchas otras huellas, ya que, gracias a una de sus obras más conocidas, Romancero gitano, se han inspirado canciones de flamenco que hoy en día todos conocemos, como «Romance de la luna», de Camarón de la Isla también, u «Ojos verdes», canción de copla inspirada por el poema «Romance sonámbulo».

Como bien sabemos, las diferentes disciplinas artísticas beben del contexto cultural en el que se enmarcan y, además, se retroalimentan entre ellas. Es complicado entender la pintura sin la arquitectura, la danza sin la música o la literatura sin el cine. Y esto mismo ocurre con el flamenco y la literatura. La riqueza cultural de nuestro país ha supuesto que muchas de las disciplinas artísticas que se cultivan en el territorio puedan unirse en una simbiosis en la que ambas consiguen enriquecerse y, en algunos casos, incluso homenajearse entre ellas.

Es curioso ver cómo una obra de hace casi 100 años sigue viva entre nosotros no solo gracias a la obra per se, sino también gracias a otras obras de creación que han surgido a partir de la primera como homenaje. Y, sobre todo, es conmovedor que una canción que tiene una visión fatalista sobre el paso del tiempo y el cumplimiento de los sueños sea uno de los mayores ejemplos de la perdurabilidad de la obra de Federico García Lorca en general y de su estrecha relación con la cultura flamenca en particular.

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