
GYE Flamenca: un refugio para el flamenco en Guayaquil

Los orígenes
Los caminos de Camila Valdiviezo Grimmer y Santiago Cárdenas se cruzaron de manera fortuita en Granada, España. Camila, gerontóloga de profesión y estudiante de literatura en la Universidad de las Artes, había viajado a Granada para realizar una maestría en gerontología – aunque confiesa que era en parte una “excusa validada” para adentrarse en el mundo del flamenco.
“Yo ya conocía el flamenco desde una parte muy académica, aunque de manera limitada con los recursos que había en Guayaquil alrededor de 2014-2015”, explica Camila. “Granada me parecía una ciudad mágica y con encanto”.
Durante su estadía allí, se inscribió en el Carmen de las Cuevas, una escuela de flamenco y castellano que se convirtió en un punto de encuentro internacional. “Había gente de Polonia, Israel, Palestina, Estados Unidos, de muchas ciudades de Latinoamérica, incluso de Sudáfrica”, recuerda. “Era como un encuentro internacional donde todos anhelábamos lo que no teníamos: esa cercanía al flamenco. Y desde esa carencia nos conectábamos”.
Por su parte, Santiago, quien es docente en la Universidad de las Artes de Guayaquil, guitarrista y compositor, llegó a Granada en medio de un viaje por el mundo después de dejar su trabajo en Estados Unidos. “Me metí a clases de guitarra y no cuadraba muy bien los niveles conmigo. Como no había devolución de lo que había pagado, pues me lancé a la locura de tomar clases de baile”, cuenta entre risas.
La conexión entre ambos surgió, curiosamente, buscando un respiro del flamenco en un club de bachata. De ahí nació una amistad que se transformó en pareja y, eventualmente, en un proyecto conjunto en Ecuador. “La única forma en que nosotros vimos que era posible tener el flamenco y vivir en Guayaquil era crear nuestro propio proyecto”, explica Camila.
Los inicios en Guayaquil
En enero de 2020, Camila y Santiago llegaron a Guayaquil con grandes ilusiones, pero se encontraron con un escenario inesperado: la pandemia. Para Camila, que trabajaba con adultos mayores, fue un período especialmente difícil. “Fue un año muy pesado, con adultos mayores muriendo alrededor nuestro. Ese primer año del 2020 fue de programarnos y planificar, nada más”, recuerda.
No fue hasta 2021 cuando finalmente pudieron materializar su proyecto de flamenco en Guayaquil, con dos ejes fundamentales: traer artistas activos desde España y crear una comunidad. “Queríamos que viniera gente de nivel de baile, de cante, de guitarra, y que pudiéramos vivir el flamenco desde un aspecto comunitario”, explica Camila. “No queríamos que fuera algo jerárquico, solo clases, sino crear una comunidad que pudiera encontrar refugio en este proyecto”.
Santiago agrega que buscaban un enfoque distinto al tradicional: “Que no sea un flamenco de pasos coreográficos y de baile donde el bailaor es el único que se luce, sino un flamenco de comunicación, intimidad y comunidad, donde la música también sea preponderante”.
Esta visión inclusiva y comunitaria tiene sus raíces en la propia experiencia internacional de ambos artistas. “Para mí fue muy importante haber empezado este camino del flamenco en un entorno donde todos éramos extranjeros”, reflexiona Camila. “Encontrarnos en esta escuela con personas de backgrounds tan distintos y que todos estuviéramos atraídos como un imán a este arte, me hace pensar que no es que estamos locos ni renegando de nuestra cultura. Hay algo en el flamenco que le es atractivo a personas de cualquier etnia o bagaje cultural”.
Esta diversidad, según Camila, conecta con los orígenes mismos del flamenco: “Desde sus orígenes, el flamenco siempre se mantuvo en los márgenes. El mestizaje cultural que permite que exista el flamenco, la riqueza musical que viene viajando desde la India hasta Andalucía, todo lo que tuvo que pasar, hace que sea una danza, un cante, un toque que, si bien tiene una identidad muy fuerte y específica, también apela a valores e intereses muy internacionales”.
La recepción en Guayaquil y los desafíos
La propuesta de GYE Flamenca ha evolucionado junto con su público. “Al inicio era bastante común que nos pidieran tocar ‘El Toro y la Luna’ o ‘¿por qué no hicieron Jovi Jova?’ o ‘¿qué pasó, por qué no tocan una de Gipsy Kings?’, porque consideraban que eso era el flamenco”, recuerda Santiago. “Ahora ya no nos pasa tanto. De haber sido muy cerrados al inicio con cosas muy tradicionales, siempre nos ayudó que la gente se diera cuenta que ofrecíamos algo con más profundidad”.
Esta evolución les ha permitido experimentar más: “Ahora ya nos permitimos hacer rumbas, fusiones con músicos de jazz, de clásica o de rock, porque ya logramos establecer una esencia. El público agradece cuando uno no los trata de bobos”, reflexiona Santiago.
Sin embargo, Camila señala una particularidad del contexto local: “En Ecuador, y particularmente en Guayaquil, la gente es relativamente amorosa y cuidadosa con lo que dice y opina. No tenemos críticos de arte que nos hayan ido a ver. Yo siempre estoy en búsqueda de esa crítica constructiva, aunque sea fuerte”.
Más allá del público ocasional, han logrado crear una verdadera comunidad. “Mucho de ese público se ha convertido en gente muy cercana”, explica Camila. “Nos siguen, nos preguntan, los invitamos, nos quedamos luego para tomar algo. Esa tertulia, esa cercanía siempre ha sido importante para nosotros”.
Entre los desafíos más significativos, Santiago menciona la falta de referentes locales: “Como guitarrista de flamenco en Guayaquil, soy el referente y se hace muy difícil seguir creciendo porque no hay más gente que esté haciendo flamenco de tablao”. Esta situación los obliga a ser creativos y a mantener un vínculo constante con España: “Cada vez que podemos viajar a España traemos gente y tomamos clases. Gestionamos nuestra propia gente que venga para que nosotros aprendamos más”, añade Camila.
Proyecciones y futuro
El nombre “GYE Flamenca” refleja la visión del colectivo: hacer de Guayaquil una ciudad que “goza, vive, coquetea, juega, explora e indaga dentro del flamenco”, como explica Santiago. Para lograrlo, continuarán con sus talleres teóricos gratuitos que acompañan las clases de baile y sus actividades de formación de público.
“Seguimos formando público, creando espacios de palabra, donde se puede decir ‘olé’ aquí o allá, sin que haya una respuesta concreta”, detalla Santiago. También están enfocados en la formación técnica: “Ahora, por ejemplo, de la escuela de literatura (de la Universidad de las Artes de Guayaquil) apareció un chico que toca guitarra muy bien y está viniendo a acompañar nuestros ensayos para aprender a acompañar el baile”.
Para 2025, el colectivo tiene proyectos ambiciosos. “El año pasado tuvimos la primera invitación a un festival en Villa de Leyva, Colombia”, cuenta Camila. “Ahora en febrero y marzo iremos a España con Santi a seguir formándonos, tomar clases, ver espectáculos”. Además, tienen confirmada una presentación en Bélgica en marzo: “Va a ser un desafío de otro nivel, estar fuera de la zona de confort, sin ninguna persona que conozcamos en el público, en un idioma que no hablamos ni manejamos. Será pura conexión musical y de danza”.
También planean su primera producción propia. “Siempre hemos colaborado con otros productores que tienen también sus ideas, y nosotros colaboramos en la parte musical y de coreografía”, explica Camila. “Esta vez queremos concretar nuestro propio proyecto artístico para ponerlo en escena, algo más conceptual, con grupo teatral”.
Santiago cierra la entrevista con una reflexión sobre la esencia de GYE Flamenca: “Cuando yo llegué a Ecuador, me decían ‘¿por qué no abres una academia?’, y yo decía ‘no voy a abrir una academia, voy a hacer un punto donde la gente de muchas academias pueda venir y compartir’. Estoy agradecido con la dirección que ha tomado GYE Flamenca, que con su visión más humana y menos técnica ha permitido que la gente mejore técnicamente”.
Para mayor información sobre GYE Flamenca y sus actividades, se puede visitar su cuenta de Instagram: https://www.instagram.com/gyeflamenca
Gye Flamenca es maravilloso, Santiago y Camila son maravillosos. Además de ser grandes artistas, son grandes seres humanos. Realmente lo que hacen es un regalo para Guayaquil y para quienes somos adeptos al flamenco. Aprender y entender el flamenco como forma de arte y como parte de la Historia de un pueblo es grandioso. Definitivamente Gye Flamenca, con su arte, hace del mundo un lugar mejor. ❤️
Este punto de encuentro para los amantes del flamenco considero que es un gran aporte cultural, sin contar con el carisma y profesionalismo de Cami y Sant.
Felicitaciones y agradecimiento a Cami y Santi por crear esta comunidad para los amantes del flamenco, son maravillosas las instancias con ustedes, mil felicidades ♥️