Select Page

SABÍAS QUE… Articles

SABÍAS QUE… algunas guitarras no se fabrican, se crían. Y nacen en Granada.

Granada no es solo tapas, Alhambra y flamenco en las cuevas. No. En sus barrios más antiguos —Albaicín, Realejo— se esconde un sonido que no sale de altavoces, sino de manos que trabajan la madera como si compusieran un poema: el de los luthieres, los artesanos de guitarras que llevan generaciones afinando la historia musical de este país.Aquí no se talla una guitarra: se cría. Desde el siglo XIX, Granada se ha convertido en la cuna silenciosa de la guitarra española. Todo empezó con artesanos como Benito Ferrer y Eduardo Ferrer, y lo siguió gente como Antonio Marín Montero, cuyas guitarras se han convertido en objeto de deseo por músicos de todo el mundo. Hoy, nombres como los Hermanos Bellido siguen manteniendo el nivel altísimo. Sus guitarras no solo suenan: emocionan. Y no hablamos de guitarras cualquiera. Las que salen de estos talleres han pasado por las manos de grandes guitarristas nacidos (o curtidos) en Granada. Porque si tocas flamenco en serio por estas tierras, lo raro no es tener una guitarra hecha aquí… lo raro es no tenerla. Estas joyas artesanales no solo suenan, cuentan cosas. Y vaya si se nota cuando las toca alguien que sabe. Porque una guitarra de Granada no es un objeto. Es una declaración. Es madera que canta. Es una forma de decir “aquí estamos, y esto no se aprende en tutoriales”. Así que ya sabes: la próxima vez que oigas un rasgueo que te atraviese el pecho, pregúntate si esa guitarra no habrá nacido entre las manos mágicas de algún luthier granadino. Probablemente,...

¿Sabías que hay danzas tradicionales que imitan el vuelo de los pájaros?

Mírate esto: un grupo de hombres disfrazados de aves, alas incluidas, bailando como si fueran a despegar del suelo. No, no es un videoclip surrealista. Es tradición. Y de las buenas. Barranquilla. Carnaval. Sudor, música y cuerpos que no paran quietos. Y en medio de todo eso, aparece “El Imperio de las Aves”. Una danza que, más que baile, es una coreografía salvaje de plumas, colores y memoria popular. ¿Y sabes qué? Empezó en los años 30, cuando dos amigos —Pedro Barreto y Pedro Berdugo— se inspiraron en los pájaros de su infancia para montar una danza que imitara su vuelo. Tal cual. Nada de complicarse la vida: observaron, se movieron, y crearon historia. Cada paso que dan es una forma de decir “mira cómo me elevo”. Cada giro, un picado desde el cielo. Se mueven como aves de verdad. Pero esto no va solo de volar. Va de territorio, de identidad, de orgullo caribeño. Porque esta danza tiene narrativa: entran los pájaros, llegan los jardineros, aparece el cazador... y no te hago spoiler, pero ya sabes cómo suelen acabar las cosas cuando entra un tipo con escopeta. Ah, y los trajes… no son disfraces cualquiera sacados de una tienda de temporada. Son verdaderas obras de arte popular: alas enormes, máscaras, lentejuelas, plumas por todas partes. Un espectáculo que si no te emociona, es porque ya estás muerto por dentro. No es solo baile. Es un grito disfrazado de coreografía. Una celebración de la naturaleza convertida en tradición popular. Y sí, todo esto pasa en un carnaval. Pero no cualquier carnaval. Pasa en uno que ha sido declarado Patrimonio...

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Sabías que en Honduras no solo se come bien, sino que se comen historias? Sí, porque cada plato hondureño es una declaración de amor (y a veces de guerra) entre culturas que se mezclaron a fuego lento… y que hoy explotan de sabor en cada bocado. La cocina hondureña no salió de una receta mágica, sino de la fusión de tres mundos: la tradición indígena, la influencia africana y la cocina española. Los pueblos lencas ya andaban por ahí preparando tamales, tortillas de maíz y bebiendo pinol antes de que los conquistadores supieran siquiera freír un huevo. Luego vinieron los españoles con sus animales de corral, sus ganas de comerse todo y ese toque europeo que se mezcló con lo autóctono. Finalmente, los africanos pusieron el alma en la mesa con sus técnicas, sus sabores y su forma de entender la comida como cultura… y como resistencia. ¿El resultado? Platillos que te hacen viajar sin despegarte de la silla: Baleadas gorditas rellenas de frijoles, queso y mantequilla que te abrazan el estómago como una abuela. Sopa de caracol, que no es leyenda urbana (y no, no suena de fondo la canción mientras la comes) Machuca, plátano verde machacado con coco, directo de la costa Garífuna. 
Y la yuca con chicharrón, que demuestra que se puede combinar la sencillez con el pecado y salir vencedor. En cada plato hondureño hay maíz de los lencas, especias traídas en galeones españoles, y el sabor caribeño que los africanos supieron sembrar en la tierra. Es una sinfonía de historias coloniales, ancestrales y migrantes que hoy se comen con las manos, se beben con...

¿Sabías que el primer disco de flamenco fue grabado en 1880?

¿O fue en 1880? ¿O 1897? Da igual. Porque lo que importa no es el año. Lo que importa es quién le puso voz al fuego. Y ese fue Antonio Pozo, El Mochuelo. Un chaval de 13 años que en lugar de jugar a la pelota estaba ya dejándole su alma a una máquina de estaño que apenas sabía repetirle el eco. Sí, una máquina que hablaba. O al menos lo intentaba. Un día de marzo de 1880, en un pequeño teatro de Murcia, sube este “gitanillo”, canta un par de coplas sobre el cilindro metálico del fonógrafo de Edison y, aunque la máquina se atranca en la primera, con la segunda lo consigue. Y así, sin saberlo, queda grabado por primera vez un cante jondo. En estaño. Sin focos. Sin marketing. Pero con duende. Después vendrían las grabaciones en cera, en pizarra, las ediciones en Berlín, las remesas desde Hannover, y las grabaciones “oficiales” de 1897, 1898, 1899… Con palos como peteneras, malagueñas, guajiras o soleares. Pero el primero que se atrevió a cantarle al futuro fue ese niño sevillano de la calle Sol.Autor: MisterBenzler /...
SABÍAS QUE… algunas guitarras no se fabrican, se crían. Y nacen en Granada.

SABÍAS QUE… algunas guitarras no se fabrican, se crían. Y nacen en Granada.

Granada no es solo tapas, Alhambra y flamenco en las cuevas. No. En sus barrios más antiguos —Albaicín, Realejo— se esconde un sonido que no sale de altavoces, sino de manos que trabajan la madera como si compusieran un poema: el de los luthieres, los artesanos de guitarras que llevan generaciones afinando la historia musical de este país.Aquí no se talla una guitarra: se cría. Desde el siglo XIX, Granada se ha convertido en la cuna silenciosa de la guitarra española. Todo empezó con artesanos como Benito Ferrer y Eduardo Ferrer, y lo siguió gente como Antonio Marín Montero, cuyas guitarras se han convertido en objeto de deseo por músicos de todo el mundo. Hoy, nombres como los Hermanos...

¿Sabías que hay danzas tradicionales que imitan el vuelo de los pájaros?

¿Sabías que hay danzas tradicionales que imitan el vuelo de los pájaros?

Mírate esto: un grupo de hombres disfrazados de aves, alas incluidas, bailando como si fueran a despegar del suelo. No, no es un videoclip surrealista. Es tradición. Y de las buenas. Barranquilla. Carnaval. Sudor, música y cuerpos que no paran quietos. Y en medio de todo eso, aparece “El Imperio de las Aves”. Una danza que, más que baile, es una coreografía salvaje de plumas, colores y memoria popular. ¿Y sabes qué? Empezó en los años 30, cuando dos amigos —Pedro Barreto y Pedro Berdugo— se inspiraron en los pájaros de su infancia para montar una danza que imitara su vuelo. Tal cual. Nada de complicarse la vida: observaron, se movieron, y crearon historia. Cada paso que dan es...

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Sabías que en Honduras no solo se come bien, sino que se comen historias? Sí, porque cada plato hondureño es una declaración de amor (y a veces de guerra) entre culturas que se mezclaron a fuego lento… y que hoy explotan de sabor en cada bocado. La cocina hondureña no salió de una receta mágica, sino de la fusión de tres mundos: la tradición indígena, la influencia africana y la cocina española. Los pueblos lencas ya andaban por ahí preparando tamales, tortillas de maíz y bebiendo pinol antes de que los conquistadores supieran siquiera freír un huevo. Luego vinieron los españoles con sus animales de corral, sus ganas de comerse todo y ese toque europeo que se mezcló con...

en_USEnglish