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GASTRONOMÍA TRADICIONAL Articles

El Ternasco de Aragón: más que un plato, un emblema

¿Sabías que el Ternasco de Aragón no es solo un cordero? No, es mucho más que eso. Es historia, tradición, y cultura servida en cada plato. Este cordero joven, criado con leche materna y cereales naturales, no es un simple ingrediente más en la despensa. Es un símbolo. Desde 1996, cuando obtuvo la Indicación Geográfica Protegida (IGP), el Ternasco de Aragón dejó claro que no era un cordero cualquiera. Es un orgullo para Aragón, y su carne, tierna y sabrosa, ha conquistado paladares de todo el mundo. Pero no nos engañemos: el Ternasco no está aquí para ser una moda pasajera. No, señor. Es una tradición que lleva siglos acompañando a los aragoneses en sus celebraciones. Se prepara con ajo, perejil y aceite de oliva, y se cocina al horno como un homenaje a una historia que sigue viva. En cada bocado, sientes la tierra, las montañas y la gente que lo ha criado. Y claro, ¿quién no conoce la fama del Ternasco en las fiestas de Aragón? Lo encuentras en todas las ferias y celebraciones, como el alma del banquete. La alta cocina también lo adora, pero sin perder la esencia que lo ha convertido en un clásico: el sabor de siempre, la tradición de siempre. El Ternasco de Aragón no es solo carne. Es un emblema de una región, una cultura que ha sabido mantener su autenticidad y transmitirla de generación en generación. Es más que un plato, es una declaración de orgullo aragonés. Así que, la próxima vez que lo disfrutes, no olvides que estás saboreando una historia llena de sacrificio, pasión y...

SABÍAS QUE… el jamón ibérico no se come, se venera

Hay cosas que se comen. Y luego está el jamón ibérico, que se adora. No es un simple embutido; es una obra maestra que ha conquistado paladares desde las dehesas de España hasta las mesas más exclusivas del mundo. ¿Qué lo hace tan especial? Raza única: Viene del cerdo ibérico, una especie autóctona que, cuando se cría en libertad y se alimenta de bellotas, produce un jamón con una infiltración de grasa que se derrite en la boca. Alimentación y entorno: Durante la montanera, estos cerdos se alimentan exclusivamente de bellotas en las dehesas, lo que aporta ese sabor inconfundible y saludable, rico en ácidos grasos monoinsaturados. Curación lenta: Cada pieza puede tardar hasta 48 meses en curarse, desarrollando aromas y sabores que no se pueden replicar con prisas. ¿Por qué es tan valorado internacionalmente? Símbolo de lujo: Ha sido servido en eventos de alto perfil, como los Óscars, y es considerado un manjar en países como China y Japón, donde se valora su exclusividad y proceso artesanal. Reconocimiento global: Marcas como Cinco Jotas (5J), con más de 130 años de experiencia y su jamón de bellota 100% ibérico de Jabugo; Joselito, con más de 100 años de tradición y una calidad incomparable; Sánchez Romero Carvajal, con 140 años manteniendo la pureza de la raza ibérica; Aljomar, galardonado con el premio al mejor jamón ibérico de España en 2022; y Covap, con su Alta Expresión de los Pedroches, son solo algunos ejemplos de la excelencia que ha hecho que el jamón ibérico sea un referente de calidad y sabor internacional. Beneficios nutricionales: Además de su sabor, es una fuente...

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Sabías que en Honduras no solo se come bien, sino que se comen historias? Sí, porque cada plato hondureño es una declaración de amor (y a veces de guerra) entre culturas que se mezclaron a fuego lento… y que hoy explotan de sabor en cada bocado. La cocina hondureña no salió de una receta mágica, sino de la fusión de tres mundos: la tradición indígena, la influencia africana y la cocina española. Los pueblos lencas ya andaban por ahí preparando tamales, tortillas de maíz y bebiendo pinol antes de que los conquistadores supieran siquiera freír un huevo. Luego vinieron los españoles con sus animales de corral, sus ganas de comerse todo y ese toque europeo que se mezcló con lo autóctono. Finalmente, los africanos pusieron el alma en la mesa con sus técnicas, sus sabores y su forma de entender la comida como cultura… y como resistencia. ¿El resultado? Platillos que te hacen viajar sin despegarte de la silla: Baleadas gorditas rellenas de frijoles, queso y mantequilla que te abrazan el estómago como una abuela. Sopa de caracol, que no es leyenda urbana (y no, no suena de fondo la canción mientras la comes) Machuca, plátano verde machacado con coco, directo de la costa Garífuna. 
Y la yuca con chicharrón, que demuestra que se puede combinar la sencillez con el pecado y salir vencedor. En cada plato hondureño hay maíz de los lencas, especias traídas en galeones españoles, y el sabor caribeño que los africanos supieron sembrar en la tierra. Es una sinfonía de historias coloniales, ancestrales y migrantes que hoy se comen con las manos, se beben con...
SABÍAS QUE… el jamón ibérico no se come, se venera

SABÍAS QUE… el jamón ibérico no se come, se venera

Hay cosas que se comen. Y luego está el jamón ibérico, que se adora. No es un simple embutido; es una obra maestra que ha conquistado paladares desde las dehesas de España hasta las mesas más exclusivas del mundo. ¿Qué lo hace tan especial? Raza única: Viene del cerdo ibérico, una especie autóctona que, cuando se cría en libertad y se alimenta de bellotas, produce un jamón con una infiltración de grasa que se derrite en la boca. Alimentación y entorno: Durante la montanera, estos cerdos se alimentan exclusivamente de bellotas en las dehesas, lo que aporta ese sabor inconfundible y saludable, rico en ácidos grasos monoinsaturados. Curación lenta: Cada pieza puede tardar hasta 48 meses en curarse, desarrollando...

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Por qué la gastronomía hondureña es una mezcla de culturas?

¿Sabías que en Honduras no solo se come bien, sino que se comen historias? Sí, porque cada plato hondureño es una declaración de amor (y a veces de guerra) entre culturas que se mezclaron a fuego lento… y que hoy explotan de sabor en cada bocado. La cocina hondureña no salió de una receta mágica, sino de la fusión de tres mundos: la tradición indígena, la influencia africana y la cocina española. Los pueblos lencas ya andaban por ahí preparando tamales, tortillas de maíz y bebiendo pinol antes de que los conquistadores supieran siquiera freír un huevo. Luego vinieron los españoles con sus animales de corral, sus ganas de comerse todo y ese toque europeo que se mezcló con...

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