El flamenco, con sus profundas raíces en la historia y cultura de Andalucía, ha evolucionado a lo largo de los siglos como un testimonio vivo de tradiciones y emociones humanas. Este arte milenario, que integra cante, toque y baile, ha sido una expresión profundamente oral y experiencial. Sin embargo, el advenimiento de las nuevas tecnologías y la digitalización de la cultura han introducido cambios significativos en cómo se transmite, se aprende y se percibe el flamenco. Este artículo analiza el impacto de estas transformaciones desde una perspectiva multidisciplinar, explorando cómo la tecnología está redefiniendo un arte profundamente arraigado en lo local y lo tradicional. La transmisión oral en la era digital Históricamente, el flamenco se ha transmitido de generación en generación mediante un aprendizaje predominantemente oral y práctico. Los cantaores, guitarristas y bailaores adquirían su conocimiento en reuniones familiares, peñas flamencas y tablaos, espacios donde la interacción presencial era fundamental para captar los matices emocionales y técnicos. En cambio, actualmente, plataformas como YouTube, Instagram y TikTok han democratizado el acceso al flamenco, permitiendo a aficionados y estudiantes de todo el mundo acceder a tutoriales, conciertos y actuaciones en directo. Esto ha generado un fenómeno global en el que el flamenco está presente en comunidades lejanas a su cuna andaluza. Estas plataformas han creado un espacio para que tanto artistas emergentes como consagrados puedan difundir su trabajo, logrando una mayor visibilidad. Por otro lado, el acceso masivo puede diluir los elementos culturales originales, reemplazando el aprendizaje intuitivo y contextual por un consumo más superficial. También es importante destacar el impacto de los algoritmos, que priorizan contenidos más populares sobre aquellos...