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Antonio Alba, promotor de la música flamenca en el Chile de principios del siglo XX

Antonio Alba, promotor de la música flamenca en el Chile de principios del siglo XX

Es común asociar el flamenco con la cultura española, y no sin fundamento, pues representa una de sus expresiones artísticas más genuinas. Sin embargo, su aparición e influencia en el continente americano evidencian la visión exotista que caracterizó la difusión de la música occidental de salón del siglo XIX, en un intento por entrelazar la tradición académica escolástica con el folclor popular de estas nuevas tierras.

En Latinoamérica, específicamente en Chile, esto se evidencia en la figura de Antonio Alba, guitarrista y compositor catalán, quien, tras emigrar desde Reus a Valparaíso en 1895, sentó las bases del toque flamenco y contribuyó a su difusión en la sociedad chilena decimonónica. Su labor no solo promovió los valores y estéticas aflamencadas en el país, sino que también impulsó el desarrollo de la escuela guitarrística, resultando a posteriori la creación de la cátedra de guitarra de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, a cargo de su alumna chilena más destacada, Liliana Pérez Corey.

El testimonio más representativo de esta contribución estética e intercultural es la publicación de su obra La gracia de Andalucía: Aires flamencos para guitarra, editada por la casa de música y editorial Carlos Kirsinger en la ciudad de Valparaíso. Esta obra, que consta de seis piezas para guitarra solista, cada una representando un palo flamenco, lleva los títulos de: Peteneras, Guajiras, Malagueña, Tango, Seguidilla y Jaleo.

A través de esta colección, Antonio Alba demuestra la reinterpretación latinoamericana del flamenco, fusionando tradiciones de ambos continentes. En este sentido, Solís (2013) señala que, y a propósito de la convergencia musical y artística de su obra, «arregla o compone al estilo chileno, siendo español, y compone o arregla al estilo flamenco, estando en Chile» (Solís, 2013, p. 55).

A partir del interés procedimental expuesto, Alba (s.f., p.1) expone en el prólogo de su obra:

La música de salón, que se ha escrito para guitarra, en forma de valses, polkas, rondós, melodías, etc., es, sin duda, de mucho efecto y cautiva al auditorio inteligente, con sus notas armónicas y arrastres; pero donde parece que da todo su caudal de sonidos melodiosos y vibrantes, es, indudablemente, en la música flamenca, con sus aires de peteneras, malagueñas, guagiras, etc., que más parecen suspiros o lamentos de una raza noble y generosa.

En relación con lo anterior, el autor, fiel a las necesidades y demandas culturales de la época, expresa su interés en recopilar y difundir el flamenco en la sociedad chilena, entregando, de primera fuente, un repertorio que enriquezca y fomente, tanto en el ámbito musical como en el pedagógico de la sociedad contemporánea del siglo XIX y XX, la motivación para el estudio, el conocimiento y el disfrute de esta rica expresión artística.

A propósito del componente pedagógico, Alba, de manera estratégicamente planificada, presenta en su obra cada género a partir de sus bases rítmicas y de rasgueo, lo que contribuye al entendimiento de la estructura. Estos elementos se aplican tanto al inicio como al final de cada pieza, otorgando importancia al mensaje rítmico de cada palo y, desde un análisis formal, asegurando la conclusión de cada obra. Por otro lado, el tratamiento de la notación musical y sus explicaciones en la partitura, brindan herramientas y recursos técnicos que solventan las complicaciones propias de una expresión que mayoritariamente vive de la transmisión oral.

A partir de este invaluable testimonio y legado hispánico en la sociedad chilena, Antonio Alba se constituye como uno de los promotores de la difusión de la música y cultura española en el país latino, como también en protagonista del enriquecimiento, el resguardo y la promoción de expresiones musicales locales, tales como valses, tonadas y zamacuecas; muchas de las cuales se siguen escuchando en el presente y para las festividades más emblemáticas de Chile.

Si quieres investigar
  • Alba, A. (s.f.). La gracia de Andalucía: Aires flamencos para guitarra. Valparaíso: C. Kirsinger & cia.
  • Solís, L. (2013). El toque flamenco, Antonio Alba y la música de salón en Chile, a comienzos del siglo XX. Trabajo Fin de Máster. Pontificia Universidad Católica de Chile.

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