
ENTREVISTA A ANTONIO LUZ

Norte y sur conviven en el nuevo trabajo del cantautor y músico autodidacta Antonio Luz. El artista, originario de Ourense y descendente de familia emigrante, presenta tras 28 Besos (2020), Paraíso das Airas (2020) y el viral sencillo Ángeles sin alas (2020) un disco en el que aúna dos tradiciones musicales que, aunque puedan aparentar ser
diferentes, en realidad no distan tanto la una de la otra: la música tradicional gallega y el flamenco. Ya desde el siglo XIX, eran apreciables las similitudes entre las raíces de ambas culturas, no siendo tan diferente lo hecho en Galicia en este siglo de lo hecho en Andalucía, en palabras del propio Luz.
1. ¿Cuándo te empezó a interesar la fusión entre estos dos estilos?
Pues, para ser honesto, desde que tenía seis años. A los cuatro empecé a escuchar flamenco. La primera canción de la que tengo conciencia y recuerdo es La Tarara, en versión de Camarón. Mi familia paterna era muy flamenca. Todos cantan bien y todos son apasionados del flamenco. Son doce hermanos, todos varones, excepto mi madrina. Ahí mamé yo el flamenco. En una aldea pequeña del rural gallego: Casás, en el municipio de Trasmiras. En mi familia paterna, mi abuelo también cantaba muy bien. Eran épocas en que había menos prejuicios musicales. El flamenco gustaba mucho en Galicia.
2. ¿Por qué combinar la música tradicional gallega con el flamenco y no con otro estilo musical? ¿De dónde te viene ese interés?
Creo que en parte te lo he contestado en la pregunta anterior. Pero te lo completo diciendo que el artífice es mi padre, Alfredo Álvarez. Él fue mi mentor. Me inculcó desde niño el amor por el flamenco y por la gaita. Crecí con ambos mundos desde prácticamente la cuna. No diferencio ambas vertientes. Para mí son energías idénticas. Claro, comprendo que puede resultar chocante. A veces me preguntan si soy gitano. No tengo ese dato. En mi DNI no pone nada. Mi abuela paterna, Luz, era muy salerosa. Una mujer muy viva y espabilada, a pesar de no tener estudios. Su apellido era Méndez. No sé más…
3. ¿Qué pretendes transmitir con esta mezcla?
No busco. No planeo. No pretendo. De hecho, es la primera vez que hago música pensando solo en mí. En mí y en los cuatro locos que quieran seguirme y apoyar una idea y proyecto que parece el culmen del sinsentido, pero que es mi verdad más profunda y absoluta.
4. ¿Te identificas más con un estilo musical que con otro? Si tuvieras que elegir y quedarte con uno solo de ellos, ¿piensas que podrías?
En el flamenco, me quedaría con la bulería si estoy arriba, con la seguiriya se estoy caído, y con la soleá si tengo el cuerpo que ni una cosa ni la otra. En lo que respecta a Galicia, me quedo sin duda con la muiñeira. Me parece un estilo muy ecléctico, que se presta a diversas velocidades, y en el baile es todo un mundo. También me gustan los maneos y las xotas, pero la muiñeira, la reina para mí.
5. ¿Hay una historia detrás de este disco? ¿Cómo ha nacido?
Este disco soy yo. Es mi padre. Es mi familia. Es la unión de dos culturas, dos mundos, dos tierras que, para mí, son idénticas. Y sé que esto puede resultar polémico. Pero como gallego que ha vivido hasta los treinta años en Galicia, y como amante y conocedor de Andalucía, no tengo duda de que el flamenco y la música tradicional de Galicia, en algún momento de la historia (mediados del siglo XVIII, aproximadamente), fueron prácticamente lo mismo.
6. A nivel creativo, ¿te has inspirado en artistas de ambas vertientes?
No sé si de ambas vertientes. Seguramente esté más influenciado por el sur, en ese sentido. Camarón y Paco fueron mi banda sonora desde la cuna. Cuando murió mi padre, hice un “voto musical de castidad” durante diez años. Solo escuchaba a Camarón y a Paco de Lucía. No digo que esto fuese positivo para mi evolución, pero me salvó la vida. Mi padre falleció en un accidente de circulación con treinta y seis años. Yo tenía trece. Paco y Camarón me salvaron. También me marcó mucho Morente. De hecho, en este disco habrá una muiñeira para rendirle tributo, por su valentía como artista. Caracol, El Cabrero, El Niño Marchena… en fin. Y como guitarristas, muchos. Aparte del dios de la guitarra, pues Cepero, Enrique Melchor, Tomatito, Moraíto Chico, Diego del Morao… y Vicente. Este último es, en mi opinión, el que más se acerca al maestro.
En Galicia no es tan fácil tener referentes, debido a la riqueza instrumental: arpistas, gaiteiros, flautistas, percusionistas, acordeonistas, evidentemente grandes voces… La gente desconoce bastante la riqueza musical de mi tierra. Por no hablarte de la zanfona, que me parece pura magia. No obstante, si tengo que elegir referentes, te diría que la cantautora Ses y la genial Cristina Pato son las músicas que más me han influido. Galicia es un país de mujeres, un verdadero matriarcado. Nuestra figura más representativa es Rosalía de Castro… casi nada.
7. En comparación con trabajos anteriores y en relación con esta fusión, ¿dirías que este requirió más esfuerzo?
No a nivel compositivo, pues me sale más natural. También hice todos los arreglos, la producción y grabé los diversos instrumentos, exceptuando la zanfona. Quizás me costó más la mezcla, dado que la gaita es un instrumento que, además de una fuerte presión sonora, tiene una frecuencia complicada.
8. ¿Cuál fue la parte más complicada de todo el proceso?
La mezcla, con toda seguridad.
9. Si tuvieras que definir en una palabra este nuevo disco, ¿cuál sería?
No podría en una. Pero sí en dos: por fin.
10. ¿Crees que es arriesgado el enfoque que le has dado? Es decir, abordar ambas tradiciones desde un punto de vista moderno.
Aunque parezca mentira, la época en que vivimos tiene sus ventajas. La permisividad creativa es, bajo mi punto de vista, la más evidente. Lo peor que puede ocurrirte es pasar desapercibido. Pero no habrá fusilamiento al amanecer…
11. ¿Qué impacto crees que tendrá este nuevo trabajo en el público?
Muy bajo o casi nulo en el público en general, y notablemente superior en una minoría curiosa. Lo contrario me decepcionaría bastante.
12. ¿Consideras en verdad que dos estilos musicales aparentemente diferentes pueden convivir en un todo con naturalidad? ¿O se podría ver como una especie de desafío para hacerlos encajar?
Es que yo tengo una visión bastante diferente al respecto. Quizás por haber crecido con ambos, quizás por los más de treinta años de investigación empedernida acerca del origen, de los flujos y de la evolución de ambas músicas. Es una pena que no haya archivos fonográficos de la década que va del 1840 al 1850, que es donde empieza el juego. Donde cristalizan los estilos del flamenco y donde la música tradicional de Galicia empieza a ser evidente. ¿No es demasiada coincidencia histórica? ¿No es debido a la invasión francesa, que en toda la península nazca un sentimiento nacional y folclórico en oposición al invasor?
Yo veo estas músicas como claras sucesoras de la escuela bolera, que era dominante hasta esa época. Y me imagino los primeros cantes flamencos, a pelo, sin guitarra… muy parecidos a lo que se cantaba en Galicia.
Al respecto, estoy desarrollando unas jornadas en directo, a las que bauticé como Desconcierto, y que son un híbrido entre el concierto, la ponencia y el monólogo, en donde —guitarra, pandeireta y vieiras en mano— pongo de manifiesto las similitudes entre el flamenco y la música tradicional de Galicia.
Como adelanto de este nuevo disco, Antonio Luz presenta Alalá, un tema que une lo moderno y lo tradicional con rap, sonidos electrónicos e instrumentos como la gaita, el whistle o la pandereta. El proyecto augura un interesante enfoque multidisciplinar, incorporando bulerías, muiñeiras, jotas o tarantas, entre otros, desde una perspectiva en la que la diversidad y la complejidad muestran la pasión.